La hora dificil. La hora de elegir colegio.

Cualquiera con un hijo en edad de jardín sabe que tarde o temprano, llega el duro momento: ¿A qué escuela voy a mandarlo? Hay diversas alternativas: público o privado, y dentro de estos últimos, una gran gama. En esta nota nos encargaremos de ver a los privados religiosos.

Milagros Liceaga fue toda su escolaridad (tanto primaria como secundaria) al Colegio De La Salle, y según cuenta a “Ir Creciendo”, eso le dejo una gran influencia: “Rezo todas las noches antes de dormir”. Sobre las materias, agrega: “Son solo 6 horas semanales las obligatorias de catequesis, además de que durante los primeros diez minutos del día leemos la cita de la Biblia correspondiente y reflexionamos. Sin embargo, había lo que se llamaba ‘Pastoral Juvenil’, una especie de Centro de Estudiantes, pero menos político y mas social. Es extracurricular y voluntario, y se hacen cosas como campamentos, campañas de donación o diferentes actividades, pero siempre relacionadas con el catolicismo”.

Agustín Alaluf también fue desde los 6 años a una escuela religiosa, pero en su caso, judía. El colegio J. N. Bialik fue el elegido, por sus padres en un principio, y por él mismo a la hora de continuar la secundaria. “El 50 por ciento de las materias son sobre religión –agrega-, yo tenía Historia Judía, Biblia, Actualidad de Israel y Literatura Hebrea. En cantidad de horas, eran más las curriculares, pero a la hora de proyectos o trabajos especiales, siempre prevalecía la condición judía de la escuela”. Además, cuenta que en los últimos años, se le daba cada vez más importancia a la actualidad de Israel: “Como país judío, también nos educaban en ese sentido. Celebrábamos los días festivos tanto de allá como de acá, y en todos los actos estaban presentes las banderas de Israel y la Argentina”.

Si bien la religión de la escuela dependerá de la creencia de los padres, siempre es una decisión difícil que sus hijos concurran a una de estas características. En lo general (y es en el caso tanto de Agustín como de Milagros), se trata de una tradición familiar, que pasa de padres a hijos. Pero si hay algo evidente, es que cada uno queda marcado por el tipo de educación que se le brinda.